Y Merkel, ante el asombro de todos, se echó a llorar. “Das ist nicht fair ”, “Ich bringe mich nicht selbst um” ( eso no es justo, no voy a cometer un suicidio ).
La escena sucedió en Cannes, a finales de 2011 durante una reunión de urgencia que se convocó entre los líderes mundiales , que habían acudido a la cita del G-20. El relato, en tres partes, es obra de Peter Spiegel para Financial Times, y ha sido publicado recientemente.
Aquella reunión de Cannes, en una época muy complicada para la zona Euro con la crisis de la deuda soberana, tuvo que dejar paso a un asunto que había adquirido máximo protagonismo. Días antes y sin el conocimiento de los máximos mandatarios de la zona euro, Papandreu había tenido la ocurrencia de someter a referéndum el rescate europeo a Grecia ( el segundo ) y sus consecuencias.
El ambiente en el país heleno era insostenible y los propios miembros de su partido y especialmente el ministro de finanzas, Venizelos, no daban crédito a la decisión unilateral del primer ministro. Papandreu llegó a ese callejón sin salida, bajo el convencimiento que las consecuencias sociales del nuevo rescate debían ser respaldadas por la mayoría de la población, no quería semejante responsabilidad sin ese apoyo.
Previamente a la reunión con Papandreu, que había sido convocado a Cannes, se reunían Sarkozy, Merkel, Lagarde, Juncker, Barroso y Van Rompuy. La idea era un frente común que consistía en cambiar los términos del referéndum griego, planteando si Grecia quería continuar en el Euro o salir de él, nada de preguntas sobre rescates.
Fue un momento de máxima incertidumbre ya que no se tenían muy claras las consecuencias de una posible salida de Grecia, se temía el contagio de España, Italia y Portugal. Merkel había intentado asesorarse por diferentes expertos que no habían podido determinar lo que resultaba más favorable.
La reunión con Papandreu resultó tensa, el ultimátum sobre la pertenencia al euro acabó con el primer ministro y en la misma reunión se buscó un tecnócrata que gobernaría provisionalmente, Papademus.
Paralelamente, el otro frente abierto importante era Italia y Berlusconi. Lagarde había viajado a Cannes con una propuesta de línea de crédito preventiva para el país de unos 80.000 millones de €, el rescate italiano no era posible por el tamaño de su economía. A cambio la supervisión de la Troika, pero Italia rechazó la ayuda económica aunque aceptó una supervisión ” light “ por parte del FMI.
Los mercados, en aquella época, estaban presionando fuertemente los soberanos periféricos, existía un riesgo cierto de implosión y durante la reunión principal se buscaban soluciones para atajar la crisis.
Aunque la presidencia de la cumbre debía corresponder a Sarkozy, ya que se efectuaba en su territorio, presidía la mesa Barack Obama. Algo que resultó un tanto desconcertante ya que el asunto a tratar era la crisis de la zona euro.
Las posiciones son bien conocidas, EEUU creía que el BCE debía de actuar de forma similar a la FED, comprando deuda soberana de forma ilimitada para disipar todas las dudas. Alemania se oponía firmemente a esta posibilidad, no aceptaban bajo ningún concepto que el dinero de los alemanes se destinase a salvar economías de países con políticas y políticos irresponsables. Además el BCE fue creado a imagen y semejanza del Bundesbank, eso le impedía monetizar deuda y cualquier decisión en este sentido necesita el visto bueno de Jens Weidmann.
Durante la reunión, Obama propuso una solución alternativa que habían estado elaborando junto al FMI, además contaba con el beneplácito de Sarkozy. La propuesta consistía en la emisión de 140.000 millones de € en DEG ( Derechos Especiales de Giro ) por parte del FMI para actuar como cortafuegos en la crisis de la deuda soberana.
Los DEG son la moneda del FMI ( una moneda que está formada por tres divisas, dólares, euros y yenes, que cotiza a un valor similar a la libra esterlina ). La propuesta parecía satisfacer a todos los allí reunidos, bueno a todos menos uno.
Fue en ese momento cuando Merkel, consciente que no tenía capacidad para decidir sin el visto bueno de Weidmann ( que además no aceptaba la propuesta ), presionada por el resto de líderes, no pudo evitar derramar alguna lágrima.
El veinticinco de mayo hay elecciones al Parlamento Europeo, y como Europa es una democracia tenemos la oportunidad de votar. Otra cosa muy diferente es que nosotros o el Parlamento podamos decidir gran cosa.
Fuentes: www.ft.com, parte1, parte 2, parte 3
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