En el mes de abril el gobernador del BCE, Mario Draghi, insinuó que estaba preparado para tomar medidas no convencionales ante el riesgo de deflación o baja inflación en la zona euro, algo que se interpretó como la posibilidad de una expansión cuantitativa (QE). De hecho los grandes inversores ya contaban con esta intervención, y han sido muy activos en la compra de soberanos periféricos a precios artificiales, entendiendo que podrían vender estos títulos al BCE en esta monetización de deuda que iba a acontecer.
Con posterioridad, Draghi, acudía en Alemania a una velada con Jens Weidmann ( Presidente del Bundesbank ), Jurgen Fitschen ( Presidente de Deutsche Bank ), Elke König ( Presidenta de la Autoridad Federal de Supervisión Financiera de Alemania, Bafin ), Mark Carney ( Gobernador del Banco de Inglaterra ) y Sabine Lautenschläger ( supervisora del BCE ). Es bien conocida la reticencia de las autoridades alemanas a que el BCE monetice deuda y mutualice riesgos de otros países europeos, más si cabe si son de economías débiles.
Con todo la baja inflación de la zona euro amenaza el crecimiento de las economías y por ende la proporción deuda PIB. Para que se entienda mejor solo hay que saber que el PIB nominal o a precios corrientes ( que relaciona el producto interior bruto en diferentes periodos de tiempo ) es el resultado de multiplicar las cantidades producidas por los precios ( Q x P ), si los precios descienden o aumentan poco debe incrementarse mucho la producción para obtener el crecimiento presupuestado. Es decir, una inflación cercana al 2 % ( objetivo del BCE ) con las mismas cantidades producidas supondría un crecimiento del 2 % respecto al año de referencia.
Hoy Reuters ha avanzado que no habrá QE por parte del BCE, por lo menos no de forma inmediata, la próxima reunión del máximo organismo monetario será el 5 de junio. De hecho, Goldman Sachs ya había anticipado que hasta 2015 el BCE no utilizará la artillería pesada.
Las medidas que pretende llevar a cabo en la próxima reunión, supondrían una bajada en todos sus tipos de interés de unos 10 – 20 puntos básicos. Esto quiere decir que del actual precio del dinero al 0,25 % se podría llegar a una tasa cercana al 0 %.
Además la facilidad de depósito, la remuneración del BCE a los bancos en sus depósitos, pasaría a tener tipos de interés negativos. Actualmente este tipo está al 0 % y una rebaja, obviamente, supone pagar por depositar el dinero.
Con esta medida se pretende que los bancos retiren sus depósitos y destinen este dinero a conceder préstamos, aunque no está muy claro el efecto que tendrá. También puede suceder que los bancos retiren este dinero y lo inviertan en otros activos o los depositen en otras divisas, lo que podría suponer un debilitamiento del euro que podría ayudar a las exportaciones de los países de la eurozona. Aunque este supuesto resulta complicado con la reserva federal, el banco de Japón y el de Inglaterra imprimiendo billetes sin parar y devaluando su divisa.
Además el BCE pretende efectuar otra barra libre de liquidez ( LTRO ) para que los bancos puedan disponer del capital que necesiten para activar el crédito. En este caso se facilitaría efectivo a cambio de colaterales a un plazo superior a 3 años y se vigilaría que se cumple con la concesión de préstamos a empresas, caso de no cumplir con este requisito se penalizaría el tipo de interés de la LTRO.
En fin, tercer intento de reactivar el crédito a través de las barras libres de liquidez que básicamente han permitido a los bancos enriquecerse con la compra de soberanos y equilibrar sus balances. Y no hay que olvidar que además están en pleno test de estrés.
Fuentes: www.reuters.com, www.derspiegel.com
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