domingo, 17 de mayo de 2015

A una semana de las elecciones

Queda una semana para que las urnas diriman el grado de satisfacción de la población con los representantes políticos, mientras esto sucede los grandes medios de comunicación publican constantemente encuestas/sondeos que pretenden mostrar la inclinación mayoritaria de los votantes.

Esta insistencia de los medios en retratar el posible mapa político futuro del país, debería hacernos pensar sobre nuestro voto. Es decir, ¿ mi voto sería el mismo si desconociese la tendencia de la mayoría de la población ?, ¿ me condiciona de alguna forma saber que determinado partido es el favorito ?.

Antes de continuar sobre esta reflexión, me gustaría incidir sobre la importancia de saber leer una encuesta, algo a lo que no estamos acostumbrados. Lo primero que habría que observar es la ficha técnica, es decir cuántas personas han participado, margen de confianza, margen de error…etc.

Por ejemplo, la encuesta que cuenta con más medios y por tanto se supone que debería ser la más fiable es la que publica el CIS ( Centro de Investigaciones Sociológicas ). En el caso de Madrid se efectuaron dos encuestas, ya que hay elecciones municipales y a la Comunidad. Para las municipales se encuestaron a 1.000 personas (1.600 para la comunidad ) con un margen de confianza del 95,5 % y un margen de error del 3,3 %.

Esto quiere decir que de cada 100 personas, existirán 4,5 que no actúan conforme a los resultados obtenidos y que sobre el resultado hemos de añadir un intervalo de más/menos 3,3 %. En el caso de la comunidad el voto directo ( respuesta espontánea ) de los encuestados fue 14,7 % al PP, 13,8 % a Podemos, 11,6 % al PSOE y 10,6 % C’s ( tomando los 4 partidos más votados ). El 14,7 del PP debería escribirse, con el margen de error, entre el 18 y 11,4, en el caso del 13,8 % de Podemos sería entre 17,1 y 10,5… etc, lo que supone algo más veraz matemáticamente pero mucho más confuso.

Después tenemos la cocina del CIS que transforma el 14,7 % en una “estimación” de voto del 34,7 %, en el caso de Podemos el 13,8 % supone un 17,3 %. En la encuesta a las municipales el PP obtuvo un 20,1 % de voto directo que el CIS transformó en un 34,5 %, porcentaje similar al de la comunidad a pesar de existir casi un 6 % de diferencia.

Finalmente lo que publican los diarios en sus portadas son los resultados de la estimación del CIS. Volviendo al inicio, ¿ estos resultados publicados inciden en nuestro voto ?.

Según el modelo ideal que supone que somos racionales, tenemos acceso a la información y actuamos en nuestro propio interés intentando maximizar los beneficios, no debería. De hecho baja esta premisa de “homo economicus”, el votar nos supone un coste que solo podría ser recompensado obteniendo algún benefició tras el resultado.

El coste de informarse, deberíamos leer las propuestas de los partidos en sus programas electorales, estudiar la honestidad de los candidatos para poder dar validez a esas promesas, el coste de desplazarse al colegio electoral, ser consciente que el valor de un voto tiende a cero en lo que supone decantar la balanza en favor de uno u otros.

La publicación de encuestas puede suponer el efecto arrastre, votar al caballo ganador, o apelar al voto útil ( ya que el partido que me gusta no tiene opciones me decanto por uno mayoritario ). También podría provocar el efecto contrario, como mi partido ya se ve que gana en las encuestas me ahorro el ir a votar y me dedico a la pesca del salmón en Yemen.

Apelando a la racionalidad de los votantes, esta concepción de la sociedad que rige nuestras vidas, todos somos agentes económicos y nuestras decisiones las calculamos con precisión, teoría de juegos mediante, voy a plantear un pequeño problema bastante conocido.

El 24 M, Cateto ( nombre que su padre le puso en honor a Pitágoras ) se dirige a votar. Tras caminar divagando un buen Rato, dejando tras de sí las Bárcenas, se adentró por un camino adornado de esplendorosos Granados ( árbol de la familia de la Punicáceas ), seguía dubitativo y no conseguía decidir qué partido votar.

Llegó al colegio electoral y se adentró en una cabina que le proporcionaba privacidad, entonces fue cuando se le apareció una especie de ente etéreo, a modo del fantasma del futuro de Dickens. Este extraño ser se presentó como “los mercados” y le propuso a Cateto un juego, le enseño tres sobres iguales que contenían papeletas de diferentes partidos políticos.

Los tres sobres estaban cerrados y resultaba imposible ver su contenido, entonces le explicó que en uno de los sobres existía una opción que supondría un cambio, acabaría con un sistema que permite la corrupción y dotaría de independencia real a la justicia, además de proporcionar medios para que funcionase con celeridad. Igualmente acabaría con los modelos de gobierno que hasta la época habían existido, privilegiando a unos pocos que ostentan la riqueza y el poder.

Siguió explicándole todo tipo de cambios que la mayoría calificarían de utópicos pero que en nuestro imaginario resultan inmejorables. Los otros dos sobres suponían continuar con la misma situación, agravándola un poco más por exigencias de la situación económica mundial.

Por último le dijo que además, su voto sería decisivo y lo que él eligiese determinaría el resultado de la votación, y que él como emisario de los mercados le garantizaba que no interferirían posteriormente para imponer cambios que iban en contra de su elección.

Cateto eligió un sobre al azar y se giró para salir de la cabina y depositar su voto, pero antes de poder salir fue interrumpido por el ente. Entonces, los mercados, le mostró el contenido de uno de los sobres que había descartado, pudo ver imágenes del futuro que no suponían ningún cambio. Cateto se sintió aliviado porque él quería una sociedad más justa y se dispuso a salir con su sobre para depositarlo en la urna.

Nuevamente el ser le interrumpió y le dijo, te doy la oportunidad de cambiar de sobre.

Ahora es cuando el homo economicus tiene que decidir si continúa con su elección inicial o cambia de sobre, ninguna elección garantiza el acierto pero existe solamente una que tiene mayor probabilidad de éxito ( matemáticamente hablando ).

No voy a poner la solución, pero si alguien quiere saberla puede consultar el problema de Monty Hall en cualquier página de internet.