lunes, 18 de enero de 2016

El mono lanzando dardos

En 1973 el profesor de Princeton Burton Gordon Malkiel publicó el libro “ Un paseo aleatorio por Wall Street “, cuestionando la racionalidad de los mercados financieros. De hecho no solo lo cuestionaba sino que consideraba el comportamiento de dichos mercados como algo totalmente aleatorio, como un juego de azar.

En su libro defiende que un mono con los ojos vendados lanzando dardos tendría más éxito en sus inversiones que los expertos de Wall Street, una historia célebre que me parece adecuado recordar ante la remota posibilidad que los ahorradores con depósitos se vean tentados por las bajas rentabilidades y se dejen asesorar por expertos de su entidad financiera de referencia, en busca de mayores rentabilidades.

The Wall Street Journal aceptó la sugerencia de Malkiel y se dispuso a realizar el experimento. Eso sí, como consideró que sería peligroso permitir a un mono con los ojos vendados lanzar dardos ( en realidad no más que permitir que según que personajes hayan dirigido entidades financieras en nuestro país ), el experimento lo realizaron empleados del diario.

El resultado de la cartera elegida caprichosamente por los dardos fue sorprendente, el “mono” batió al 85 % de los fondos de inversión, gestionados por profesionales, referenciados al mercado americano. Se podría cuestionar la fiabilidad del experimento alegando una cuestión de suerte, aunque esto no debería suceder si no se tratase de un juego de azar, en el mejor de los casos si se tratase de una “ciencia” analítica, el mono hubiese podido empatar con los profesionales debido al azar o suerte del principiante.

Como han pasado muchos años desde entonces, podemos pensar que los métodos actuales que permiten las nuevas tecnologías han mejorado la capacidad de análisis de los gestores de fondos o expertos asesores financieros. En un artículo publicado el año pasado por un diario económico de referencia, se comparó la rentabilidad de los fondos de inversión referenciados al Ibex 35 en los últimos diez años, con fecha 31 de marzo de 2015. El resultado de la década es que solo 2 fondos de 56 lograron batir al índice, teniendo en cuenta los dividendos de las acciones que conforman dicho índice y que también reciben las gestoras de los fondos.

Daniel Kahneman, psicólogo premio Nobel de Economía, en su muy recomendable libro “ Pensar rápido, pensar despacio “ hace referencia a la ilusión de la aptitud inversora. Diariamente se compran y venden millones de acciones, en base a que unos creen que el precio de aquella acción es alto y otros que es bajo, en ambos lados de la operación hay en la mayoría de casos profesionales que tienen acceso a la misma información y sin embargo discrepan sobre el valor de aquel título, una industria que mueve miles de millones parece basarse en la ilusión de la sagacidad. ¿ Existe un valor según el cual una acción tendría su precio exacto ? Es decir, nadie compraría ni vendería ese título.

El autor explica en su libro como fue invitado a hablar ante unos asesores financieros de una firma que proporcionaba servicios de inversión a clientes acaudalados. Para preparar su ponencia solicitó a la empresa que le facilitase algunos datos, recibiendo una hoja de cálculo que resumía los resultados de las inversiones realizadas por 25 asesores anónimos de la firma en los últimos ocho años.

Entonces se dispuso a confeccionar un cálculo de los coeficientes de correlación entre pares de años con la finalidad de determinar si existían diferencias de aptitud entre alguno de los asesores, es decir, si de forma persistente algún asesor conseguía mejores resultados para sus clientes año tras año. El resultado que obtuvo tras realizar 28 correlaciones fue cero, el resultado que se esperaría de un juego de azar, no el que correspondería a un juego de inteligencia.

La ilusión de aptitud inversora se podría explicar psicológicamente porque las personas que se dedican a esta actividad están traduciendo a la práctica unas aptitudes muy superiores. Consultan datos y previsiones económicas, examinan balances y demás datos financieros, evalúan la dirección de las empresas y la competencia… etc. Este tipo de actividad requiere una amplia formación y es complejo, y las personas que se dedican lo hacen de forma seria, pero la aptitud para efectuar estas valoraciones desgraciadamente no supone aptitud para que una inversión tenga éxito, en este sentido parecen ignorar su ignorancia.

En cualquier caso nos resulta más confiable la imagen de un señor/a explicándonos todos sus análisis, ataviado como corresponde y transmitiéndonos sentimientos, que la disparatada idea de apostar esos ahorros que tanto han costado de una forma tan poco ortodoxa, aunque el resultado final no difiera en exceso en promedio.

No es lo mismo que el Sr. Rato, por ejemplo, nos aconsejase comprar acciones de Bankia que lo hubiese hecho un mono con los ojos vendados que tras lanzar sus dardos, y obtener la cualidad de comunicarse, nos indicase sus temores ante semejante inversión.

De hecho lo intento pero fue encerrado en un zoológico tras el informe negativo del Banco de España, contradiciendo a dos de sus peritos designados para tal fin, en uno de los sainetes más esperados de la temporada que será representado en la Audiencia Nacional.

martes, 12 de enero de 2016

La justicia cuántica del Hacienda somos todos

Aunque muchos ya lo intuían en sus más íntimos pensamientos, en rara ocasión osaban plantearlo públicamente, algo no acababa de encajar. Casi como la teoría cuántica que dejaba insatisfechos a físicos de la talla de Einstein, resultaba desconcertante que en el mundo micro las partículas se comportasen de una forma tan caprichosa e impredecible, al punto de cuestionar el realismo ( las partículas poseen unas propiedades físicas determinadas independientemente de que las midamos u observemos ) y el localismo ( los sucesos que se producen en un determinado lugar no se transmiten de forma instantánea a cualquier punto del universo ).

Para poner un poco de orden en el descarriado mundo micro, incluyendo el principio de incertidumbre de Heisenberg, se postuló como premisas que Hacienda somos todos y que la justicia es igual para todos los ciudadanos ( entiéndase del mundo micro ), esto facilita enormemente el comportamiento esperado de las partículas diminutas que conforman el bien supremo, el nivel macro de la sociedad.

A nivel macro la física se vuelve más comprensible y Newton resulta suficiente para poder explicar este universo que nuestros ojos pueden corroborar. Amnistías fiscales que beneficiaban a determinados personajes del mundo macro, comenzaron a poner en duda los postulados que regían la física. Sin embargo las explicaciones siempre coherentes de los creadores del modelo de nuestro universo ibérico, parecían satisfacer a la mayoría del mundo micro, de hecho seguían ganando elecciones aunque de forma más ajustada.

La importancia de Hacienda somos todos, un postulado repetido hasta la saciedad para que nadie olvide pagar sus impuestos, viene referida a un ardid jurídico que en su momento fue bautizado como doctrina Botín.

Hay que comprender que las leyes que rigen el mundo macro son un poco diferentes de las de mundo micro, así el artículo 125 de la Constitución Española dice:

Los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine, así como en los Tribunales consuetudinarios y tradicionales."

Es importante resaltar que el artículo se inicia con “ los ciudadanos podrán ejercer la acción popular “, ya que a partir de este enunciado de un artículo de la CE, regla de reconocimiento del derecho español de donde se deriva el resto de legislación, el Tribunal Supremo concluye que no se puede juzgar, en este caso a Botín, sin la acusación de la fiscalía ni de la acusación particular. Es decir ha de existir una víctima que sea el denunciante y no es aceptable que quién denuncia no sea parte afectada. No voy a cuestionar el porqué del proceder del fiscal, al no acusar, ya que el mundo macro se rige por leyes diferentes a las del micro.

Paralelamente la misma doctrina sí que permitió juzgar a Atutxa por desobediencia, en el caso de Botín se trataba de una elusión fiscal ( este término hace referencia al timo no tipificado porque conviene que haya lagunas legales ) al no pagar a Hacienda las retenciones correspondientes de unas cesiones de crédito ( hacienda se limitó a perseguir a los clientes y obvió la actuación de Botín ). Se consideró que la desobediencia no tenía una víctima determinada y por tanto afectaba de igual forma a todos, así que aquí sí que se aceptó el juicio con la única acusación de la acción popular.

Si hacienda somos todos debería de aplicarse la doctrina Atutxa, si por el contrario no somos todos únicamente correspondería a la Abogacía del Estado en representación de la hacienda pública poder acusar, el fiscal del mundo macro no acusa habitualmente, cobra por ejercer de defensor de causas nobles y trascendentales.

Obsérvese que resulta indiferente el presunto delito cometido, solo interesa si quién acusa está facultado para ello, pudiendo resolverse que no procede el juicio. Es interesante resaltar como el artículo 125 de la CE deriva en esta doctrina que pronunció el TS.

En el caso de Botín se recurrió al Tribunal Constitucional, aunque durante el proceso falleció el demandante y por interés general del mundo macro no hubo pronunciamiento. Algunas malas lenguas del mundo micro insinuaron que hubo acuerdo económico con los herederos del fallecido, en cualquier caso el TC dejó intacta la jurisprudencia que emana del TS ( eufemismo de doctrina Botín ).

Volviendo al inicio, para los que aun crean que nuestro mundo está regido por el realismo y localismo físico ( como creía Einstein ), el Teorema de Bell demostró que estas premisas son falsas. Es decir, que o bien las partículas no tienen propiedades predeterminadas ( exagerando un poco para que sea entendible, no tienen color, medida, peso… etc ) o existe una comunicación instantánea entre sistemas alejados en el universo ( algo que debería implicar una velocidad superior a la de luz ), o las dos afirmaciones anteriores son correctas.

De esto se podría deducir que nuestra realidad a nivel micro es casi incomprensible ( tragando y tragando y vuelve a tragar ), sin embargo a nivel macro todo se entiende perfectamente.