domingo, 4 de mayo de 2014

Desigualdad, oligarquía, Piketty

A estas alturas casi todo el mundo ha oído hablar de Thomas Piketty y su libro “El capital en el siglo XXI”. Ha sido tal su éxito que la traducción al inglés se tuvo que acelerar por el revuelo causado, convirtiéndose en un top ventas en Amazon de forma inmediata. Algo que resulta bastante inusual si nos atenemos a que la obra es un tratado de economía cercano a las setecientas páginas.

Este economista francés tampoco explica nada nuevo en su best seller, la mayoría de personas somos bastante conscientes de las enormes desigualdades existentes y de un sistema que favorece la protección de los intereses de unos pocos, con gran riqueza y poder, sobre la mayoría de la población.

En cualquier caso, sí que resulta un gran trabajo estadístico y que permite a través de datos históricos refrendar lo que empíricamente percibíamos. El aumento de la desigualdad, a partir de su libro, vendría motivado por el hecho que de forma constante las rentas del capital aumentan en mayor medida que las economías de los países.

Es decir, los rentistas ( personas que pueden vivir de intereses de inversiones, alquileres de inmuebles … etc ) verían aumentar su patrimonio por encima de las retribuciones de los trabajadores de forma periódica. Esto que puede parecer irrelevante contradice uno de los pilares del sistema capitalista, ya que se cuestiona la meritocracia ( refiriéndonos a países con larga tradición democrática, no al nuestro). Así resulta más sencillo mantener una buena posición económica a través de enlaces matrimoniales, herencias …etc, que no fruto del talento y el trabajo.

Para equilibrar la creciente desigualdad propone un impuesto a los patrimonios, que debería implementarse a nivel mundial, que podría llegar al 80 % sobre las rentas “ociosas”, algo que el propio autor califica de utópico.

En contraste al planteamiento del autor, llama la atención ( mínimamente ) que nuestro gobierno pretenda suprimir el impuesto de patrimonio y rebajar el impuesto de sociedades, que ya actualmente permite que las grandes empresas tributen por debajo del 5 % después de aplicarse las múltiples posibilidades que les permite la ley.

Hay que comprender que las grandes corporaciones no son más que sociedades dirigidas por personas físicas, propiedad de grandes patrimonios que se esconden tras ellas. Recientemente se publicó un estudio “ Testing theories of american politics: elites, interest groups and average citizens”, que pone de manifiesto otra realidad que conocemos desde hace mucho tiempo y es que en realidad vivimos en un sistema oligárquico.

El estudio analiza medidas adoptadas por el congreso de los EEUU entre los años 1981 – 2002, concluyendo que si bien es cierto que a los ciudadanos se les dota de una democracia aparente, al permitirles el voto en las elecciones, la libertad de expresión … etc, la influencia de la ciudadanía en las decisiones adoptadas es prácticamente nula. Estás suelen favorecer o responder en su mayoría a intereses de las grandes corporaciones o grupos de presión ( lobbies ) y a los ciudadanos con grandes fortunas.

El informe incide también en que en muchas ocasiones la ciudadanía se ve recompensada con decisiones que les favorecen porque coinciden con los intereses de estos grupos. Intereses que en muchas ocasiones han sido convenientemente propagados a través de los medios de comunicación para que así sea, como cualquier otra campaña de publicidad más.

Volviendo a Piketty, la creciente desigualdad nos acerca a una situación que de no corregirse con decisiones políticas, nos llevará a una revolución. Pero él tiene fe en el capitalismo y en el cambio de rumbo.

Curiosamente ha sido tildado de marxista por sus detractores, la mayoría de think tank conservadores. Marx ya predijo que el capitalismo permitiría que los dueños de las fábricas se enriquecerían al máximo, otorgando a sus trabajadores la remuneración mínima para que pudiesen vivir. A medida que el grupo de empresarios se enriquece, se hacen más poderosos e influyentes , condicionando las políticas de los gobernantes. Nuevamente estas decisiones que les favorecen solo hacen que aumentar la brecha en la desigualdad entre el grupo de “dueños de fábricas” y proletarios.

Los cambios que deberían implementarse para acabar con esta oligarquía, solo pueden efectuarse desde los centros creadores de pensamiento y es por ello que la maquinaría ideológica neoliberal no duda en contratacar para proteger su estatus. Recientemente James Pethokoukis, periodista de renombre de la American Enterprise Institute, un think tank conservador con fuerte influencia en las políticas republicanas de los EEUU, ha declarado en National Review:

“Que se tiene que refutar ( el libro de Piketty ), ya que se difundiría entre eruditos y transformaría el escenario de las políticas económicas donde todas las futuras batallas políticas se desarrollarán”.

Fuentes: www.zerohedge.com, www.nakedcapitalism.com



2 comentarios:

  1. Hay rentistas y rentistas. Hay Socimis y particulares propietarios con rentas de 400-500€ y si sigue bajando el alquiler no compensará tener una propiedad en alquiler debido a los gastos, impuestos y desperfectos que hay que solventar para volver a alquilar.

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    1. Hola Anónimo,

      Efectivamente el libro de Piketty va dirigido a ese pequeño grupo de grandes fortunas. De hecho el gravamen del 80 % que sugiere es para rentas anuales superiores al millón de dólares, y se refiere a rentas no a patrimonios.

      Gracias por el comentario.

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