lunes, 24 de diciembre de 2012

Escuelas de Negocio, formando monstruos

“Le aseguro que no hay nada que hagan que no pueda hacer cualquiera con una inteligencia media y capacidad de ponerse una corbata y una camisa limpias cada mañana. Y de decir "sí, señor".”

Septiembre de 2011, La Vanguardia en “La Contra”, la autora de “Soy economista y os pido disculpas”, Florence Noiville, concedió una entrevista en la que arremete contra las escuelas de negocio y la formación que allí se imparte.

Tras ser una estudiante destacada ingresó en la elitista HEC ( Ècole d’Hautes Études Commerciales ), donde también sobresalió y fue fichada como analista financiera, formando parte del selecto grupo de directivos que cobran cantidades astronómicas por realizar un trabajo que la mayoría podrían realizar, tal como afirma en el encabezado.

Sobre las escuelas de negocio declara que transforman el talento en avaricia, añadiendo que son “aspiradoras de inteligencia, ilusión y juventud que devuelven a la sociedad tipos engreídos, cínicos y ajenos al bienestar colectivo. Están obsesionados por hacerse más ricos normalmente a costa de todos.”, supongo que los hechos hablan por sí mismo.

El sistema financiero retribuye a estos “profesionales” con sueldos astronómicos por su falta de escrúpulos, una de las cualidades intrínsecas necesarias para formar parte de ese selecto grupo de HP ( High Profile ). Los HP básicamente cumplen y ejecutan órdenes, y como además tienen elevados incentivos por el cumplimiento de objetivos, buscan estrategias para alcanzar las cifras que les han sido encomendadas.

Para ello no dudan en emplear las más evolucionadas técnicas en management y transmitir las directrices jerárquicamente, que se resumen en o haces lo que te digo o te vas a la calle, claro que para este discurso tan elaborado quizá no era necesario obtener un MBA, aunque para poder pronunciar estas palabras sin pensar en que estás hablando con una persona, con sus circunstancias personales, y llegar a la abstracción de que solo es un número más que ha de producir determinados beneficios, se necesita ser un HP que haya destacado en alguna de las más prestigiosas escuelas de negocio.

La economista acaba recordando que actualmente nuestras élites nos han traicionado, básicamente porque los banqueros de hace años eran conscientes que debían reinvertir parte de su riqueza en la sociedad, esto le permitía mantener sus privilegios. Asimismo los empresarios se apropiaban de las plusvalías del trabajo ajeno, siempre y cuando también revertiese en creación de empleo y nuevas empresas. En la actualidad solo acaparan riqueza y como mucho invierten en economía virtual o el casino financiero, cabe suponer una respuesta social que arrebate los privilegios que ostentan ya que ahora solamente son parásitos en un ecosistema insostenible.

Feliz Navidad a todos y mis mejores deseos en estas fiestas.


Fuentes:www.lavanguardia.com




7 comentarios:

  1. Hola Hipo, creo sinceramente que la nota que publicas en tu post sobrevalora a muchas, no todas que quede claro, de las escuelas de negocios españolas. En varias de ellas ni siquiera se llega a producir el feroz adoctrinamiento elitista que menciona la escritora francesa en La Vanguardia sino que, simplemente, son lugares donde engordar el curriculum a cambio de un precio y, también, aunque cada vez menos con el aumento del desempleo y los ajustes de plantilla, donde algunas entidades podían hacer una preselección de sus futuros candidatos muchas veces basándose más en criterios de "presentabilidad estético-ideológica" que en una profunda formación profesional por parte de los alumnos de la escuela de negocios.

    En ese sentido me parece particularmente interesante la temprana crítica del experto en organizaciones Henry Mintzberg a muchos de estos centros de formación afirmando que en ningún caso se debe pretender que un centro educativo de post-grado supla ni homologue la experiencia a adquirir en el propio puesto de trabajo, y que esta fue la tragedia de muchos MBA que buscaron no ampliar, complementar o robustecer los conocimientos del profesional (algo siempre necesario y positivo) sino prometer un utópico atajo donde, a cambio de un supuesto título de élite, se podría sortear buena parte del proceso de formación que sólo se adquiere en el desempeño diario de la profesión.

    Un saludo cordial

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Anxo,

      Creo que das en la diana, por un lado es una práctica habitual “incorporar “ las que se consideran las mejores prácticas en cualquier ámbito. Esto, en muchos casos significa copiar lo que se considera que empresas o personas hacen bien, consiguiendo mejores resultados que la mayoría. La proliferación de los MBA y de diversas escuelas de negocio responden a la mimetización que muchos hacen de las que consideran empresas líderes , algo que finalmente ha desembocado en la exigencia de ostentar uno de estos títulos para poder optar a un cargo de responsabilidad, independientemente de la actitud y aptitud del candidato.

      Como bien dices, haciendo referencia a Henry Mintzberg, “el atajo” que para muchos supone un MBA en su ascenso laboral no es más que un castillo de naipes. Existe la teoría de que para dominar cualquier disciplina se necesita una inversión mínima de 10.000 horas, al parecer es el tiempo que necesita el cerebro para memorizar y consolidar los conocimientos . Obviando el número de horas concretas, lo que sí es imprescindible es la experiencia y el aprendizaje que aporta, en la mayoría de ocasiones muy superior al aprendizaje teórico.

      Salvando las distancias, existen muchos manuales de ajedrez que detallan cuales son las jugadas óptimas que se deben realizar en cualquier apertura o defensa. En muchos casos esto supone que los jugadores hagan de forma mecánica los movimientos que allí se detallan, pero solo puedes comprender realmente porqué esas son las jugadas correctas cuando has experimentado las otras y comprendes que desventaja suponen. Querer triunfar a base de manuales de respuestas “correctas” sin plantearse porque lo son, algo que solo se consigue con empeño y tiempo, es uno de los grandes fracasos generalizados de nuestro tiempo en todos los ámbitos.

      Un saludo cordial

      Eliminar
    2. Permiteme amigo Hipo poner un ejemplo sencillo, de vida diaria sobre los que estamos hablando del abismo entre teoría y práctica aplicado a la operativa de banca cotidiana en un pequeño barrio de rentas medias y edad elevada. En alguna de las escuelas de negocios de las que se nutrían hasta hace poco alguna entidad financiera intervenida se enseñaba que el cliente, el prójimo, se va a sentir mejor, mas identificado, más atendido si recuerdas y lo llamas por su nombre, si demuestras interés y empatía por sus problemas. Hasta aquí todo correcto y lógico aunque podríamos matizar que estamos hablando más de sentido común que de materia de estudio de un master.
      Pues bien, en la entidad arriba mencionada se llevó tan al pie de la letra en los jovenes alevines la necesidad de dirigirse a todo el mundo y en todo momento por su nombre de pila, tutear y mencionarle a su familia en aras de la empatía que, en no pocas ocasiones, se creaban situaciones incomodas con personas que insistían en tratar al empleado bancario de usted, ante lo cual recibían un persistente tuteo en la respuesta, y que, además, no tenían ningún interés en hablar de su familia y menos aún en medio de una oficina delante de desconocidos.
      Lo curioso es que estos empleados bancarios que insistían en tutear a señores y señoras que no deseaban tales confianzas y en hacer preguntas privadas e indiscretas delante del público es que no lo hacían por maldad personal ni por mala educación (todo lo contrario), sino por que un "gurú" les había dicho que esa era la regla de oro para romper el hielo y ganar la confianza del cliente y que debían aplicar siempre esa norma para triunfar en las relaciones personales con el cliente y, por supuesto, que cuando el supuesto lider explicaba la consigna nadie de entre cientos de aspirantes a consolidarse en el banco nadie se atrevía a llevarle la contraria ni en la teoría ni en la práctica.

      Este sencillo ejemplo lo podíamos extender hasta el infinito con las continuas "simulaciones" que se realizan de como actuar y responder ante clientes en determinadas situaciones y que, en muchas ocasiones, acaban por ser contraproducentes ya que las reacciones más adecuadas en una negociación o trato con el usuario las va a marcar sobre todo el conocimiento profundo del cliente y la experiencia en el día a día y, al igual que tu bien dices en el ejemplo de ajedrez, tratar con personas basandote en simulacros de manual, aunque sea manual de MBA pagado a precio de oro, al final siempre suele acabar en desaguisado

      Un saludo cordial

      Eliminar
  2. Completamente de acuerdo con Hipo y Anxo.

    Yo aquí os dejo una opinión, sobre otro maravilloso mundo paralelo al de las escuelas de negocio que, como estas, creo que tienen más de negocio que otra cosa.

    Feliz Navidad a todos.

    http://videos.lavanguardia.com/economia/20121224/54358199548/sala-i-martin-libros-administracion-empresas.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Dime Secretillos , me ha parecido muy indicado el enlace.

      Anxo,lo has dicho muy claro. Creo que el sentido común se tiene o no se tiene, pero en cualquier caso no se puede traslasdar a un manual para adoctrinar al personal y cumplirlo a rajatabla, obviamente cada situación requiere respuestas diferentes.

      Saludos,

      Eliminar
  3. Hipo, te has salido.
    Reconozco que estos días, tu soberbio dominio en los entresijos de la banca, me hace sentir pequeñita. Pero en este fantástico escrito, en el que la fina ironía te ha dominado en el penúltimo párrafo, no solo aportas información y conocimiento, sino algo magnifico : clase y veracidad(que es algo de lo que mas falta en la banca en estos momentos)para llamar a cada uno por su nombre, con la sutileza de unas siglas. No puedo por menos que aplaudirte y apuntarte un sencillo comentario de alguien que ha vivido gracias a sus trabajadores (unos 2000) y a sus clientes (no puedo dar cifras concretas) gran parte de los mas de 70 años que tiene. El rigor de su experiencia dice…El vendedor se hace, el comercial, nace.
    El vendedor te vende un secador igual que un plan de pensiones sin mas concepto que ha de vender.
    El comercial, sabe que es la fidelizacion, sabe que cliente tiene delante, si puede tutearle, o tiene que estar con la americana puesta para atenderle. El comercial es ese Señor, con mayúscula que se ha esforzado en conocer a su cliente al máximo, que mira por él, porque es un bien a largo plazo y conoce el producto que tiene que ofrecer, también al milímetro.
    El comercial, tiene unas inquietudes tan diferentes a las del vendedor….El primero fideliza, busca el largo plazo, el asegurar clientes que además, tengan un buen concepto de él, con el fin de que le traigan otros clientes (un cliente satisfecho es la mejor publicidad).
    El vendedor, es el hombre del braguetazo…y evidentemente no dista mucho de su director, su presidente…es lo que triunfa y tonto el ultimo y menos sucio. Y que cierre la puerta cuando ya no quede nadie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Anónimo,

      Muchas gracias por el comentario. Estoy totalmente de acuerdo con la explicación, buscar el largo plazo o utilizar políticas cortoplacistas de "tierra quemada".

      Debemos retomar las prácticas comerciales que buscan el beneficio de las dos partes, una época en que la palabra dada tenía valor.

      Un saludo

      Eliminar